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El Programa consiste en un documento audiovisual con el que se pretende fomentar la reflexión y el debate en torno a imágenes, secuencias y diálogos que reflejan la singular relación que existe, en determinados momentos de la vida, entre el tiempo libre y el consumo de drogas.
“Me llamo Marcos” recorre el universo del tiempo libre juvenil en cuatro capítulos que configuran siete características relacionadas con el tiempo libre juvenil:
Espacio: El tiempo y ocio tienen su propio espacio, sus lugares, aquellos sitios donde es razonable estar “haciendo tiempo libre” en contraposición a aquellos que no lo son.
Tiempo: El tiempo libre es un tiempo determinado y se define por lo que no es: es el tiempo en el que no se trabaja, no se estudia, no se duerme, no se come. La diversión y el ocio juvenil se sitúan en el fin de semana (por oposición a los días laborables) y la noche (por oposición al día).
Valor: La construcción social que se tiene del tiempo libre es muy importante a la hora de calibrar su peso en la vida de las personas. La identificación del bienestar con el tiempo libre se observa en dos sentidos, primero que cuanto más tiempo libre tiene una persona, más bienestar disfruta (mejor vive) y segundo, las personas están obligadas a pasarlo bien en su tiempo libre (alguien puede despreciar cocinar, su trabajo… pero la forma y manera en que emplee su tiempo libre debe producirle una satisfacción si límites.
Consumo: El tiempo libre se parece a la sociedad en la que se ubica y, como tal, es una actividad con altas dosis de consumo. Primero, una actividad sin consumo es menos actividad. Segundo, cuanto más se consuma en una actividad, mejor.
Estímulo: La forma en la que transcurre una parte importante del ocio y el tiempo libre juvenil también es estimulante. Salir o ir de marcha es una actividad que produce estimulación por las características que configuran esa forma de pasar el tiempo.
Además el tiempo libre juvenil se desarrolla en lugares estimulantes (ruido y volumen musical, mucho contacto físico, iluminaciones diversas…), comporta conductas estimulantes (hablar, bailar, rozarse, consumir alcohol…).
Trasgresión: La trasgresión aparece como un rasgo del tiempo libre juvenil. Una pequeña dosis de trasgresión asegura la diversión. Muchas de las actividades de tiempo libre aseguran esta trasgresión en su propia naturaleza, pero en general la decisión de apartarse o desviarse de las normas sociales y culturales de comportamiento se produce en la forma de divertirse y no en la actividad en sí misma.
El grupo: No hay diversión, ni estimulación, ni tiempo libre sin que haya mucha gente. Las actividades de tiempo libre que se realizan de manera tranquila y en lugares aislados o con poca gente no dejan de ser “otro tipo de tiempo libre”. La verdadera diversión está en los lugares donde hay mucha gente. Y la gente, en el caso de los jóvenes, es el grupo.
Los cuatro capítulos tienen una duración aproximada de 6 ó 7 minutos cada uno y una duración total de 25 minutos. “Me llamo Marcos” puede verse de forma completa o puede verse por capítulos o puede utilizarse sólo un capítulo aislado.
A partir de la guía que acompaña al DVD, los educadores podrán realizar diferentes actividades que persiguen trabajar los objetivos marcados anteriormente.
A partir del visionado de la película en la que los personajes interactúan en tres niveles diferentes, los alumnos pueden obtener información variada. Así una escena que representa un botellón callejero se puede ver desde tres puntos de vista, el de los jóvenes que están haciendo el botellón, el del joven que graba y el de los actores.
La elección de esta forma de contar las cosas se apoya, por un lado, en la necesidad de que el soporte audiovisual sea atractivo y ágil y, por otro, en la dificultad de contar en poco tiempo un fenómeno complejo como la relación entre el tiempo libre y el consumo de drogas. A la hora de trabajar con el DVD es importante y necesario tener en cuenta la aparición de los tres niveles, puesto que los contenidos que se pretende poner en juego para el debate y la reflexión están presentes en los tres.
Las propuestas metodológicas que se plantean al final de cada capítulo son sólo puntos de partida. Se trata de pequeñas actividades que, enlazando con lo que se ha visto, puedan aportar elementos sobre los que discutir y pensar. Estas propuestas no tienen que ir ubicadas justo después del visionado, se puede hacer un comentario en alta voz o un debate y luego trabajarlas.
Cuando la intención sea llevar a cabo un trabajo de reflexión y debate no superficial es recomendable no tratar todos los capítulos a la vez sino de uno en uno. Para eso se puede ver la película una vez completa y luego retomarla por capítulos con una secuencia metodológica pensada para después de cada capítulo.
No obstante, la diversidad de grupos y las diferentes dinámicas que puedan establecerse, pueden hacer recomendable que el trabajo con la película pueda hacer de forma diferente. Por eso, no se plantean secuencias metodológicas cerradas.
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